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¡Aprende a orar orando!
Ora para que la oración aumente en tu iglesia.
Ora por un deseo mayor de encontrarse con Dios.
Ora para que la voz de Dios sea escuchada y para que su presencia sea tangible.
Ora de forma persistente por tu comunidad y crea espacios para buscar a Dios juntos.
“Sólo los líderes que oran pueden tener seguidores que oran”
E. M. Bounds
Los demás no pueden contagiar lo que tú no contagias. Los líderes de la comunidad deben ser los precursores de la oración; estar presentes y comprometidos en las reuniones de oración y, aún más importante, invertir en su propio tiempo personal con Dios.
Explora la sección Ayúdame a orar para obtener recursos para animar, inspirar y equipar a líderes en la oración.
A muchas personas les resulta difícil orar y pueden estar luchando por superar la apatía, el miedo, la decepción, la culpa o las preguntas sobre cómo funciona la oración.
Por lo tanto, enseña sobre la oración. Comparte recursos prácticos para ayudar a la gente a probar nuevas formas de hablar con Dios. Sé creativo, modela la oración de diversas maneras en tus reuniones dominicales, reuniones de oración, grupos pequeños y contextos privados.
Construye la fe contando historias de la presencia de Dios; de cómo Dios ha hablado; y de la oración contestada.
Apóyate en tu propia experiencia, en las experiencias de otros cristianos y en los relatos recogidos en la Biblia. Cada vez que oréis en comunidad y Dios responda, celebrad y agradeced juntos a Dios.
Planifica momentos de oración colectiva e invita a todos a participar.
Puedes organizar una Sala de Oración 24-7 y orar día y noche como comunidad, en turnos de una hora durante una semana o más. Los retos extremos pueden motivar e inspirar a la gente a participar.
Construye gradualmente ritmos de oración corporativa.
Deja que un nuevo ritmo (como las reuniones de oración mensuales, o la oración del lunes por la mañana) se convierta en algo normal y sostenible antes de añadir más. Comparte repetidamente la visión -por qué estás orando- e invita a la gente a participar. Sigue contando historias del impacto de la oración y planifica una o dos temporadas al año en las que os centréis de nuevo en la importancia de la oración.