Pete Greig
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Parte 1 de 1
Lo primero que hay que reconocer es que si crees que Dios es real, entonces vas a luchar con el hecho de que a veces, Él no parece responder a nuestras oraciones. Si no crees que Dios es real, o que responde a la oración, no luchas con la oración no contestada. En lugar de eso, piensas: “Bueno, no esperaba que iba a funcionar”.
Pero si creemos en el poder de la oración, la buena noticia es que formamos parte de una fe que es todo lucha; y de hecho, la Biblia es más honesta sobre la oración sin respuesta que la mayoría de las iglesias. El propio Jesús vive con la oración sin respuesta; oró para que su iglesia estuviera unida. La última vez que lo comprobé esto aún no había ocurrido.
Así que si Jesús vivió con la oración sin respuesta; si la Biblia puede ser honesta sobre la lucha de la fe; tenemos que empezar a crear un espacio para luchar honestamente con estas cosas.
Es una forma de fe; no es incredulidad.
Sinceramente, la mayoría de las veces no habrá respuestas fáciles a las preguntas con las que luchamos. Pero cuando nos preguntamos por qué Dios no ha respondido a nuestras oraciones, es útil pensar en estos tres términos: El mundo de Dios, La voluntad de Dios y La guerra de Dios.
En primer lugar, algunas oraciones no son respondidas porque es la forma en que Dios ha hecho que el mundo funcione. C.S Lewis dijo: “Nada puede parecer extraordinario hasta que hayas descubierto lo que es ordinario”. Necesitamos vivir en un mundo en el que las leyes de la naturaleza sean exactamente eso; para que cuando los milagros ocurran, los reconozcamos como lo que son. A veces esto puede ser doloroso y desafiante – si se vota a un sistema político que toma decisiones corruptas; eso es por la forma en que funciona el mundo.
La siguiente razón por la que algunas oraciones no son respondidas es un poco más complicada: tiene que ver con la voluntad de Dios; a veces, simplemente tenemos que aceptar que Dios sabe más. Obviamente, puede ser complicado – puede ser muy difícil buscar el sentido a que Dios sabe más que nosotros cuando alguien muere, o es alguien que anhelamos ver llegar a conocer a Jesús; o que lucha con la soltería, puede parecer que la respuesta a la oración es obvia.
Y ahí es donde tenemos que hablar del tercer factor – La guerra de Dios:
La Biblia enseña que hay cosas que suceden en este mundo que Dios no quiere que sucedan. Estamos en una batalla espiritual – la voluntad de Dios es resistida. Cuando una mujer es violada, no creo que sea la voluntad de Dios. Cuando un niño es atropellado por un coche, no creo que sea la voluntad de Dios. Por eso nuestras oraciones son vitales; podemos hacer guerra espiritual y pedir que venga el reino de Dios.
Pero incluso cuando la voluntad de Dios se resiste, creo que Él puede tomar las situaciones y convertirlas en algo bueno. Romanos 8:28 dice: `Todas las cosas ayudan para bien a aquellos que aman a Dios”.
Pero tenemos que recordar que el hecho de que tus oraciones no funcionen, o que Dios parezca estar a un millón de kilómetros, no significa que esté ausente. Él promete en la Biblia: “Nunca te dejaré y nunca te abandonaré”. El silencio de Dios no es lo mismo que su ausencia.
Y esta es la buena noticia que tenemos en Jesús: que está siempre con nosotros. E incluso cuando no entendemos, podemos confiar. Aunque tengamos una oración sin respuesta, podemos seguir teniendo fe.
Si alguna vez te encuentras con personas mayores que han vivido muchos años, y sin embargo siguen alegrándose y confiando en Dios, ves algo aún mejor que la fe: la fidelidad. Nunca aprenderemos lo que significa ser verdaderamente fieles hasta que vivamos una oración sin respuesta; cuando seguimos confiando en Dios aunque no tenga sentido.
Y aquí está el hecho realmente asombroso de la fe: creemos en la eternidad, y a veces perderemos gente; perderemos batallas; pero no nos afligimos como los que no tienen esperanza, porque creemos que en última instancia, Dios gana.
Diseñado para ayudar a los grupos pequeños a explorar las preguntas más difíciles que todos nos hacemos sobre la oración.