Oración 24-7
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Parte 20 de 30
Hoy es jueves, 15 de diciembre. Esta semana, mientras nos preparamos para la Navidad, estamos explorando las historias y escuchando a las voces de las mujeres que Mateo nombró en la genealogía de Jesús (Mateo 1:1-17).
Por lo tanto ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieta; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Señor, en esta época de tanto ajetreo, por favor, ayúdame a estar quieta. Abro mis oídos ahora para escuchar cosas increíbles sobre ti, preparando mi corazón calladamente para el milagro de tu venida en Navidad.
Hoy escojo regocijarme porque Dios se deleita en mí, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en palabras del Salmo 149…
porque el Señor se deleita en su pueblo;
Salmo 149:4-5 (NTV)
él corona al humilde con victoria.
Que los fieles se alegren de que él les honra;
que canten de alegría mientras descansan en sus camas.
Hoy escucho a la tercera mujer que Mateo destacó en la ascendencia humana de Jesús. Rut era una viuda moabita que abandonó su tierra para seguir a su suegra judía viuda a Israel. Sin familia, protección ni provisión, estas dos mujeres corrieron grandes riesgos para asegurarse un nuevo futuro…
Un día su suegra Noemí le dijo:
Rut 3:1-6 (NVICST)
―Hija mía, ¿no debiera yo buscarte un hogar seguro donde no te falte nada? Además, ¿acaso Booz, con cuyas criadas has estado, no es nuestro pariente? Pues bien, él va esta noche a la era para aventar la cebada. Báñate y perfúmate, y ponte tu mejor ropa. Baja luego a la era, pero no dejes que él se dé cuenta de que estás allí hasta que haya terminado de comer y beber. Cuando se vaya a dormir, te fijas dónde se acuesta. Luego vas, le destapas los pies, y te acuestas allí. Verás cómo él mismo te dice lo que tienes que hacer.
―Haré todo lo que me has dicho —respondió Rut.
Y bajó a la era e hizo todo lo que su suegra le había mandado.
Rut no tenía nada; incluso la comida que recogía dependía de la bondad de un extraño (Rut 2). Sin embargo, en su dolor y pobreza, Rut eligió poner su confianza en Noemí, y en el Dios de Noemí. Cuando su suegra le dijo a Rut que lo arriesgara todo para apelar a Booz, un pariente lejano del que apenas sabía nada, Rut demostró su confianza en Noemí mediante una obediencia arriesgada.
Padre Dios, es fácil hablar de confiar en ti, pero es aterrador poner esa confianza a prueba. Te hablo ahora de una necesidad en mi vida. Dame dirección. En las palabras de Rut, ‘haré lo que tú digas’.
Muchos medios de comunicación y expertos financieros predicen una recesión mundial en 2023.
Dios, mi proveedor, oro por las personas de mi país que ya tienen dificultades económicas, incluidas aquellas que, como Rut, no están seguras de dónde saldrá su próxima comida.
Al volver al pasaje, abro mis oídos para escuchar tu Palabra, y mi corazón para rendirme a tu voluntad una vez más.
Un día su suegra Noemí le dijo:
Rut 3:1-6 (NVICST)
―Hija mía, ¿no debiera yo buscarte un hogar seguro donde no te falte nada? Además, ¿acaso Booz, con cuyas criadas has estado, no es nuestro pariente? Pues bien, él va esta noche a la era para aventar la cebada. Báñate y perfúmate, y ponte tu mejor ropa. Baja luego a la era, pero no dejes que él se dé cuenta de que estás allí hasta que haya terminado de comer y beber. Cuando se vaya a dormir, te fijas dónde se acuesta. Luego vas, le destapas los pies, y te acuestas allí. Verás cómo él mismo te dice lo que tienes que hacer.
―Haré todo lo que me has dicho —respondió Rut.
Y bajó a la era e hizo todo lo que su suegra le había mandado.
El arriesgado plan de Noemí dio sus frutos. En lugar de aprovecharse de la vulnerable Rut, Booz se casó con ella, aunque le costara caro. Gracias a su generosidad redentora, una mujer gentil pasó de las garras de la pobreza al abrazo de la familia. Y el niño, nacido por la confianza de Rut y la misericordia de Booz, se convirtió en el abuelo del rey David y en un antepasado de Jesús.*
Señor, me falta el valor de Noemí, la obediencia de Rut y la generosidad sacrificada de Booz. Elijo confiar en ti para satisfacer todas mis necesidades hoy. Repito las palabras de Rut, tanto a mí misma como a ti: “Haré lo que tú digas”.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama dice en el evangelio de Juan:
Si permaneces en mí y mis palabras permanecen en ti, pide lo que quieras, y se te concederá.
Juan 15:7 (NVICST)
(Adaptado en primera persona)
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo,
siendo auténtica contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás,
siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida,
proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
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