Oración 24-7
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Parte 22 de 30
Hoy es sábado, 17 de diciembre. Esta semana, mientras nos preparamos para la Navidad, estamos explorando las historias y escuchando a las voces de las mujeres que Mateo nombró en la genealogía de Jesús (Mateo 1:1-17).
Por lo tanto ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieta; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Señor, en esta época de tanto ajetreo, por favor, ayúdame a estar quieta. Abro mis oídos ahora para escuchar cosas increíbles sobre ti, preparando mi corazón calladamente para el milagro de tu venida en Navidad.
Hoy escojo regocijarme en la salvación de Dios, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en las palabras de María, la madre de Jesús…
…Pues el Poderoso es santo
Lucas 1:49-52 (NTV)
y ha hecho grandes cosas por mí.
Él muestra misericordia de generación en generación
a todos los que le temen.
¡Su brazo poderoso ha hecho cosas tremendas!
Dispersó a los orgullosos y a los altaneros.
A príncipes derrocó de sus tronos
y exaltó a los humildes.
Esta semana he meditado en las historias de Tamar, Rajab, Rut y Betsabé, las primeras cuatro mujeres que Mateo resalta en el linaje de Jesús. Hoy regreso a la genealogía de Mateo y me enfoco en la última mujer a través de la cual dio a luz el plan de salvación de Dios…
Después de la deportación a Babilonia,
Mateo 1:12-16 (NVICST)
Jeconías fue el padre de Salatiel;
Salatiel, padre de Zorobabel;
Zorobabel, padre de Abiud;
Abiud, padre de Eliaquín;
Eliaquín, padre de Azor;
Azor, padre de Sadoc;
Sadoc, padre de Aquín;
Aquín, padre de Eliud;
Eliud, padre de Eleazar;
Eleazar, padre de Matán;
Matán, padre de Jacob;
y Jacob, padre de José, que fue el esposo de María,
de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
Las mujeres nombradas en la ascendencia de Jesús incluyen a judías y gentiles. Algunas eran pobres e impotentes y todas eran vulnerables. Sin embargo, cada una desempeñó un papel en la historia de la salvación de Dios. Ahora, cuando reflexiono sobre María, la teóloga Lucy Peppiatt me recuerda que ella no fue “simplemente un receptáculo de lo divino, albergando [a Jesús], por así decirlo. Ella suministra su humanidad desde su propio cuerpo. Su sangre le forma, su comida le nutre, sus pechos le alimentan”.*
Me detengo a considerar el milagro del Hijo eterno de Dios, siendo formado como un bebé humano en el vientre de una madre adolescente…
He visto muchas representaciones serenas de María con su bebé en brazos. Pero mis recuerdos de los primeros días de la maternidad están lejos de ser pacíficos.
Señor, nombro a alguien que conozco que esté experimentando tanto la alegría como el agotamiento de cuidar a un recién nacido. Dales fuerza, sueño y una nueva comprensión del amor del Padre.
Al volver al pasaje, abro mis oídos para escuchar tu Palabra, y mi corazón para rendirme a tu voluntad una vez más.
Después de la deportación a Babilonia,
Mateo 1:12-16 (NVICST)
Jeconías fue el padre de Salatiel;
Salatiel, padre de Zorobabel;
Zorobabel, padre de Abiud;
Abiud, padre de Eliaquín;
Eliaquín, padre de Azor;
Azor, padre de Sadoc;
Sadoc, padre de Aquín;
Aquín, padre de Eliud;
Eliud, padre de Eleazar;
Eleazar, padre de Matán;
Matán, padre de Jacob;
y Jacob, padre de José, que fue el esposo de María,
de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
María no pidió ser la madre del Mesías, pero cuando se enteró del plan de Dios para ella a través del ángel Gabriel, decidió decir que sí. La actitud de María me desafía: aunque llevar a Jesús afectaría a su cuerpo, a su familia y a su reputación, ella dijo: ‘Soy la sierva del señor… que él haga conmigo como me has dicho’. (Lucas 1:38 NVICST).
Jesús, al celebrar tu nacimiento en esta Navidad quiero aprender de tu madre. A través de cada obra de teatro de la natividad y de la escena del establo que veo, recuérdame poner mi confianza en ti, sin importar lo que me pidas.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama dice en Isaías:
Porque nos ha nacido un niño,
Isaías 9:6-7a (NVICST)
se nos ha concedido un hijo;
la soberanía reposará sobre sus hombros,
y se le darán estos nombres:
Consejero admirable, Dios fuerte,
Padre eterno, Príncipe de paz.
Se extenderán su soberanía y su paz,
y no tendrán fin.
Gobernará sobre el trono de David
y sobre su reino,
para establecerlo y sostenerlo
con justicia y rectitud
desde ahora y para siempre.
Esto lo llevará a cabo
el celo del Señor Todopoderoso.
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo,
siendo auténtica contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás,
siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida,
proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
*Lucy Peppiatt, Rediscovering Scripture’s Vision for Women (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2019), p. 30.
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